jueves, 8 de marzo de 2012

Sentimientos


                A lo largo de estos últimos meses, tras la muerte de Rosario, he plasmado y expuesto al conocimiento de todos, mis sentimientos, mis emociones. Y las he exteriorizado de forma  libre, desnudándome delante de vosotr@s sin tratar de esconder nada, más allá de aquello muy íntimo, que solo se guarda en el fondo del corazón.
El brillo y la alegría de su cara iluminaba la mía


                Mi estado emotivo es cuando menos atípico, no me gusta hablar de dolor, pues no sería la palabra correcta, como algo que junta lo físico con lo sensitivo, que no te deja vivir. Tampoco nada de ñoñerías, de llantos, aunque a veces se asomen unas lágrimas, de caras profundas, de siluetas negras, de ostracismo, nada lúgubre, marchito, …
                Ese estado especial a veces es de incredulidad, de no aceptar lo evidente, de pensar que una vida tan rica no se puede acabar de forma tan traicionera, de torturarse con que cómo nos vamos a privar de disfrutar con sus ilusiones, sus chistes, sus alegrías, cómo una vida con tanto futuro se acabe sin remedio, cómo es posible pasar de la alegría a la muerte tan súbitamente. Cuando horas antes puede estar hablando, sonriendo, alegrando a los demás, y pasa al instante al más maldito de los sueños. ¿Cómo una cara que minutos antes ha reido, ha mirado, ha expresado, ahora está inerme, apagada, aunque al final nos deje un inicio de sonrisa, pero tu te quedas esperando que ese amago se convierta en carcajada sonora, aunque nunca llega, de ningún modo se cristaliza y por todo eso te desespera de sufrimiento.
                Mis sentimientos me hacen necesitar estar continuamente pleno de ella, así donde mejor me encuentro es en nuestra casa, rodeado de toda su aureola, de todos sus recuerdos, su ropa, sus perfumes, de la casa tal como ella la ha ideado, formado, pensado. Busco cualquier foto, nota, escrito, cualquier huella que me traiga hasta mi memoria un segundo vivido junto a ella.

 Sufro de alegría por haber tenido la oportunidad de compartir una vida tan exquisita, tan plena. Y sufro porque esa vida se ha truncado, por tantas ilusiones que no nacerán, por tantas alegrías perdidas.



                Es un sufrimiento de satisfacción por todos aquellos momentos en los que la haya podido hacer feliz, por todas aquellas ilusiones que le haya podido formalizar, por todo el tiempo que le he dedicado, por cada regalo ofrecido, por cada sonrisa, mirada que le he consagrado. Por cada suspiro provocado, o producido en mi, por cada te quiero pronunciado, escuchado..
                Es un sufrimiento desgarrador por cada momento que ya no podré hacerla feliz, por todas las ilusiones que no serán, por el tiempo que ya no le podré dedicar, por todos los regalos que quedan por hacer, por todas las sonrisas y miradas perdidas. Por todos aquellos suspiros que ya no me arrancará ni oiré.
                Pero el amor seguiré ofreciéndoselo, los te quiero seguiré declarándoselos, lanzados al viento, al espacio infinito para que los pueda coger al vuelo, para que se mezan en la eternidad de su gloria-

2 comentarios:

  1. Alfons. Disculpa que me dirija así, de esta forma. En realidad sé muy pocas cosas de ti, solo se lo mucho que hiciste en tus años vividos en Balsareny, y los buenos recuerdos que dejaste a tu paso.
    Estoy leyendo tus cosas, y al llegar a una mecedora que deseabas para vuestra vejez me he acordado de algo que escribí una vez. No tenia más importancia que haber subido a esta parte del desván familiar que todos tenemos. Es abrir una puerta y entrar sin hacer ruido, y estar, a poder ser, toda una eternidad con lo que más se quiere. Me gustaría saber decirte muchas cosas y sin embargo no sé como acabar este puñado de frases apresuradas, si te parece bien dejamos el final para otro día, no sin antes y con todo respeto dejarte una carta muy corta escrita por una niña después de fallecer su joven madre.
    “Algunas flores solo florecen unos pocos días, y todos las admiramos y las queremos por ser señal de primavera, pero sobre todo señal de esperanza. Luego mueren. ¡Pero ya han hecho lo que tenían que hacer!
    Cuando hemos acabado con el trabajo en la Tierra podemos dejar nuestro cuerpo que encierra nuestra alma como el capullo de seda de la mariposa.
    Martita.

    Alfons, lo lamento mucho.

    ResponderEliminar
  2. Que decirte? ahora cobra mucho mas sentido tu comentario en mi espacio y te lo agradezco por lo intimo y personal.
    Yo no creo en otras vidas pero si creo en que nadie muere mientras se le recuerda y que nunca se van del todo porque una parte de ellos se queda con nosotros aqui en la tierra y se pueden sentir, notar, hasta presentir en una simple brisa que nos acaricie el rostro.
    Todo ese amor ya no te lo podra quitar nunca nadie Alfonso y permanece tan vivo en ti como lo seguira estando ella mientras tu vivas.

    Un saludo y mucha fuerza

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...