Hoy hace tres
años de que murió Rosario.
No puedo
evitar que llegado el día mis ojos se llenen
de tristeza y el recuerdo del
sufrimiento me invada.
Mi corazón evoca momentos extraordinarios a la
vez que
gime por su marcha.
Su luz siempre
me acompaña y su aliento
me impulsa a buscar nuevas expectativas
e ilusiones en
la vida.
Tras meses y
meses de soledad ahora en mi
horizonte se trazan rayos de esperanza,
renacen quimeras
olvidadas, hasta sentir
la necesidad de compartir, de nuevo,
mi vida con otra persona,
a la que amo como
solo se amar: con pasión,
con entrega, con todo mi ser.
Y tengo la sensación de
que Rosario
no es ajena a mi estado.
Ella no quería que estuviese solo y, desde
donde
esté, he sentido su fuerza que me invitaba a
conocer a otra maravillosa
mujer.
Como si ella desde su atalaya me
Su empuje me ha permitido conocer a otra
fantástica mujer, y
a la que
desde aquí, declaro mi enorme estima.
Así en este día
se une mi tristeza por su pérdida
y mi agradecimiento por su energía para que
la
vida me volviera a sonreír.
Siempre en
nuestro corazón Rosario.
alfonsorobles2014