jueves, 25 de septiembre de 2014

24 de septiembre

            
  Hoy hace tres años de que murió  Rosario. 
             No puedo evitar que llegado el día mis ojos se llenen 
             de tristeza y el recuerdo del sufrimiento me invada. 
            Mi corazón evoca momentos extraordinarios a la 
            vez que gime por su marcha.
Su luz siempre me acompaña y su aliento
 me impulsa a buscar nuevas expectativas 
e ilusiones en la vida.
Tras meses y meses de soledad ahora en mi
 horizonte se trazan rayos de esperanza,
 renacen quimeras olvidadas, hasta sentir 
la necesidad de compartir, de nuevo,  
mi vida con otra persona, 
a la que amo como solo se amar: con pasión, 
con entrega, con todo mi ser.
 Y tengo la sensación de que Rosario 
no es ajena a mi estado. 
Ella no quería que estuviese solo y, desde donde 
esté, he sentido su fuerza que me invitaba a 
conocer a otra maravillosa mujer. 
Como si ella desde su atalaya me 
estuviera dirigiendo hacia el lugar adecuado. 
Su empuje me ha permitido conocer a otra
 fantástica mujer, y 
a la que desde aquí, declaro mi enorme estima.
Así en este día se une mi tristeza por su pérdida 
y mi agradecimiento por su energía para que la
vida me volviera a sonreír.
Siempre en nuestro corazón Rosario.





alfonsorobles2014


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