miércoles, 5 de junio de 2019

Mayo 2








Las dos fotos separadas en el tiempo guardan una extraordinaria relación. En la más antigua aparecen mi abuelo Vidal y Juan el Carrero.
Mi abuelo era de profundas convicciones religiosas, en aquellos lejanos años era de los pocos hombres que comulgaba con asiduidad, lo frecuente era que los hombres lo hicieran solo por semana santa o en alguna ocasión muy importante. Siempre estuvo muy relacionado con la Hermandad de Animas y durante muchos años fue su secretario, y le encantaba poner orden en las procesiones, que las filas fueran perfectas y que nadie alterara el desarrollo de la misma. Más de una vez me comentan, como un dicho, que desde que falta Vidal no ha salido una procesión, en el pueblo, ordenada.





Situándonos en el momento actual, el año pasado su hijo, mi tío Daniel prometió unas andas nuevas al santo y así este año se han estrenado en la procesión. Durante toda la tarde se mostró emocionado, acompañado de parte de sus hermanos y no he podido evitar unir las emociones como si pudieran volar en el tiempo. Imaginar la emoción que hubiera sentido mi abuelo de poder estar presente en ese momento, satisfecho de su obra, orgulloso de la aportación de su hijo y, aunque era hombre poco dado a expresar públicamente sus entusiasmos, seguro que hubiera sido una gran ocasión para verlo emocionado a lo largo de tarde.




Finalmente, que acciones como esta y la de la inauguración del monumento a las migas, nos muestran que Topares no se rinde y que sigue vivo a pesar de los difíciles momentos que viven las poblaciones rurales. ¡A seguir luchando!

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