Acabo de
regresar a mi casa lleno de felicidad e ilusión.
Esta tarde
(domingo 29 de diciembre), acabo de presentar ante mis vecinos y amigos un
libro de relatos velezanos, entre ellos uno propio: “Retorno al origen”.
Se han vendido los
ejemplares que, provisionalmente, la editorial había puesto a mi disposición,
casi todos los he tenido que firmar y tal como lo iba haciendo, por mi cuerpo
ha transitado una corriente de emociones y sentimientos que han hecho que la
alegría y el júbilo me desborden, embriagándome de felicidad.
Imagino que este
momento es especial para todo aquel o
aquella que ve impresa una de sus historias, más largas o más cortas, en un
libro.
La satisfacción
de ver cumplidos unos de tus mayores anhelos, una de las grandes pasiones, te
traspasan. Sentir las miradas emocionadas de los que te quieren, notar su
admiración espontánea te emociona. Aquel
o aquella que sin tú esperarlo, al que no visualizas demasiado, te
expresa su simpatía, te comenta que sigue tu blog, que te alaba lo que haces,
provoca que tu ego más íntimo se crezca y olvides los momentos sufridos
tratando de juntar las palabras, cuidando de transmitir las emociones que te
dan vida.
Siempre
recordaré este día de entusiasmo y, en mitad de la tarde, el recuerdo de Rosario
que, día a día, me fue contagiando su sensibilidad, que ha sido la estrella, la
musa que ha guiado mi pluma a través de las inmaculadas páginas para así poder
crear historias de palabras y fantasías de ilusiones.
Ha sido un fin de semana en el que
mi corazón ha explosionado de cariño, amor y dicha. Todo empezó el sábado, mi
hijo Adrián, intervino con el Coro de la Universidad de Almería en el concierto de la Orquesta Ciudad de
Almería en él interpretaban “El Mesías” de Haendel. Compartir
su ilusión, la satisfacción de que todo saliera muy bien, recordar como su
madre, desde muy pequeño, le fue inculcando el amor por la música, me hizo ser agraciado.
Os pido el favor
de vuestra indulgencia ante esta entrada de autocomplacencia. Pero, entenderme,
mis venerados lectores, mi excitación os tenía que hacer partícipes de esta mi
felicidad.