lunes, 30 de diciembre de 2013

ILUSIÓN

Acabo de regresar a mi casa lleno de felicidad e ilusión.
Esta tarde (domingo 29 de diciembre), acabo de presentar ante mis vecinos y amigos un libro de relatos velezanos, entre ellos uno propio: “Retorno al origen”.






Se han vendido los ejemplares que, provisionalmente, la editorial había puesto a mi disposición, casi todos los he tenido que firmar y tal como lo iba haciendo, por mi cuerpo ha transitado una corriente de emociones y sentimientos que han hecho que la alegría y el júbilo me desborden, embriagándome de felicidad.
Imagino que este momento es especial para todo aquel  o aquella que ve impresa una de sus historias, más largas o más cortas, en un libro.
La satisfacción de ver cumplidos unos de tus mayores anhelos, una de las grandes pasiones, te traspasan. Sentir las miradas emocionadas de los que te quieren, notar su admiración espontánea te emociona. Aquel  o aquella que sin tú esperarlo, al que no visualizas demasiado, te expresa su simpatía, te comenta que sigue tu blog, que te alaba lo que haces, provoca que tu ego más íntimo se crezca y olvides los momentos sufridos tratando de juntar las palabras, cuidando de transmitir las emociones que te dan vida.
Siempre recordaré este día de entusiasmo y, en mitad de la tarde, el recuerdo de Rosario que, día a día, me fue contagiando su sensibilidad, que ha sido la estrella, la musa que ha guiado mi pluma a través de las inmaculadas páginas para así poder crear historias de palabras y fantasías de ilusiones.





                Ha sido un fin de semana en el que mi corazón ha explosionado de cariño, amor y dicha. Todo empezó el sábado, mi hijo Adrián, intervino con el Coro de la Universidad de Almería  en el concierto de la Orquesta Ciudad de Almería en él interpretaban “El Mesías” de Haendel. Compartir su ilusión, la satisfacción de que todo saliera muy bien, recordar como su madre, desde muy pequeño, le fue inculcando el amor por la música, me hizo ser agraciado.

Os pido el favor de vuestra indulgencia ante esta entrada de autocomplacencia. Pero, entenderme, mis venerados lectores, mi excitación os tenía que hacer partícipes de esta mi felicidad.

jueves, 26 de diciembre de 2013

EN NAVIDAD



Ya estamos en Navidad, en mis recuerdos va asociada a encuentros, a días de compartir amistades, de entablar nuevos conocimientos, de proyectar inéditas ilusiones, de renovar promesas y estrechar los lazos que te unen a los demás.
            Aunque parece ser que hoy en día, estas fiestas se limitan a comprar regalos, a diversiones desenfrenadas y a que los que ya lo tienen todo reciban más regalos y atenciones. Una loca carrera de consumismo para los que se lo pueden permitir. Y para otros muchos seres invisibles, soledad y frialdad, de los que a nadie tienen ni nada tienen.





            En este, mi pequeño pueblo, todavía se mantiene, aunque menos, ese espíritu comunitario de antaño. La bandeja de mantecados y el licor café, preparados en la mesa, para todo el que nos visita, amigo o circunstancial, las puertas abiertas para recibirlos con alegría y la sensación de una gran familia, perdida en estos aires de la altiplanicie, pero unida en los sentimientos.
            La reunión de todos en el centro común para bailar parrandas, conversar de campos, siembras, lluvias y fríos. Los jóvenes planeando encuentros en casas, cocheras o cortijos, donde pasar la velada entre bromas, juegos de siempre y risas, muchas risas, que nos acercan la lozanía y vitalidad de su edad. Infantes proyectando sueños de Reyes Magos y visitando la tienda del pueblo a comprobar si el juguete que les ilusiona se encuentra entre sus estanterías.
            Todos participando de un domicilio global, en el cual integrados, celebramos y compartimos las historias de cada topareño, disfrutando de los presentes y recordando, añorando los ausentes.





            Mientras desde mi atalaya particular, observo el ir y venir de estas buenas gentes, el recuerdo de Rosario se me hace más vivo y necesario. En la Navidad de Topares nos conocimos, por estas fechas nacía nuestro hijo, siendo estos días, siempre, momentos de dicha y felicidad. En su vida, su razón más vital para la existencia, eran los amigos y en estas fechas se colmaba de emociones y sentimientos. Participar con ellos de inquietudes, ilusiones, fidelidad y recibir su cariño y afecto, le hacían feliz y dichosa, júbilo que les tornaba con su optimismo, su alegría y su amor.
            Este blog me mantiene más unido a ella, provoca que su presencia en mí sea diáfana, viva. Y VOSOTROS-VOSOTRAS, que pacientemente, amorosamente me leéis, me regaláis vuestros comentarios; me ayudáis a seguir, a que no se marchiten mis ilusiones y a que cada día pueda renovar mis esperanzas.
            Por eso desde estas líneas os deseo que disfrutéis de unas fiestas cargadas de amor, de pasiones, de sueños quiméricos, de afectos y sonrisas- Que el año que oteamos ya cercano, sea el de vuestros sueños, el de las realidades de esas utopías que nos hemos ido fabricando a lo largos de los días pasados, en el  transcurrir  de toda nuestra vida.
            Muchas gracias a todos, y quiero compartir con vosotros un gran abrazo de felicidad, de proyectos solidarios y realidades enriquecedoras.

            Besos y abrazos a doquier








Fotos: Antonio Pina

lunes, 9 de diciembre de 2013

fantasías

Bruno estaba sentado en la mesa de una taberna, hacía tres años que había perdido a su pareja y no lograba desprenderse de la añoranza.
                Mientras saboreaba su cerveza entra  un grupo, descubre entre ellos a una mujer que atrae su intención. Es de edad incierta pero definida, más cercana de los 50 que alejada, de todas maneras rondando esa plenitud misteriosa.
                Cubrían sus piernas unas medias de malla, negras con grises calados, dejando intuir una piel blanca sin aclararla. Viste una falda corta, verde hoja  cuadriculada con líneas negras.
                Bruno desliza su mirada de cuando en cuando hacia ella, está sentada en un taburete alto frente a él. Su imaginación vuela, el cruce de sus piernas le acerca su piel y siente la necesidad de volver a disfrutar, saborear del suave contacto de dos epidermis que se rozan, se buscan y se adhieren hasta sentirse una sola.
                Sus manos, en su mente, recorren cada uno de sus poros, para descubrir  todos sus rincones, mientras sus miradas se desean. En su quimera aspira sus aromas, escucha sus susurros, sus silencios  para abrir su interior. Localizar su espíritu para saber de su inteligencia, de su amor, de su pasión.

                La recia voz del camarero anunciándole la cuenta le borra la fantasía. Perturbado, alcanza la calle, donde la fría brisa de la mañana le deja  la pregunta de si habría merecido una sola mirada de ella.














Fotografía de internet, se retirará a petición




viernes, 6 de diciembre de 2013

MANDELA



Ha muerto Nelson Mandela y, como siempre en su vida, con el silencio de los humildes. Quizás, sea el último gobernante admirado y respetado en todo el mundo. Su vida ha sido un testimonio permanente de trabajo por los demás, de buscar el encuentro entre las personas, de escuchar al otro, de intentar entender los argumentos de los adversarios y, siempre, alejado del enriquecimiento particular, del engreimiento personal.
                A lo largo de su vida nos ha ido dejando detalles de su gran humanidad. Padeciendo 27 años de cárcel por defender la igualdad entre las personas, por su lucha en defensa de los derechos humanos, nos dice que para su propia libertad es fundamental no llenarse de resentimiento. Su libertad no es completa sin la libertad del otro. Confiesa que en la cárcel en vez de gastar su energía en odiar a los que le tenían encerrado, la gastó en intentar comprenderlos, en entender sus vidas, en asimilar, también, sus costumbres, como única manera de vencer todos juntos. El odio, el rencor, puede llevarnos a que haya un vencedor, pero no es eso de lo que se trata, la solución es que seamos todos juntos vencedores, única vía para conseguir una sociedad de convivencia, más justa.
                En la película "Invictus" hay una escena que resume su hacer. Le pide al capitán de los 'Springboks', que le haga una visita. En ella, él, presidente de la república, le sirve el té y le dice que lo admira por la dificultad e importancia de su trabajo. Su propia labor no es nada comparada con la del deportista y lo importante de su victoria en el campeonato para conseguir la vida en paz. Siempre resaltando la labor de los demás y subordinando la propia a la importancia de la ayuda de todos.
                Su lado humano, invariablemente, se tratase de quién se tratase, interesándose por conocer a los que le rodeaban, incluso a los que habían sido sus perseguidores,, acercarse a ellos, saber de las cuestiones que les preocupaban, preocuparse por sus familias y demostrarles que sus problemas también los compartía.
                Cuando observó que su labor estaba hecha, se retiró del poder, sin intentar aprovechar su fama, su carisma para seguir en la cima. Hecho que corrobra su grandeza, cuando vemos tantos jefes de estado y mandatarios que se aferran a su trono hasta que la muerte los cesa, ansiosos del vasallaje continuo de los que le rodean.
                Por todos se ha destacado su sonrisa permanente, pero no es una sonrisa cualquiera. Es la de una persona sin dudas, satisfecha de aquello que hace, pues continuamente lo intenta hacer desde la honestidad. Con el derecho, como todos, a equivocarse, pero persistentemente con la intención de sumar, de unir esfuerzos para construir la paz.
                Nos dejó también una gran lección, al demostrarnos que con la comprensión, el respeto, la sencillez de su humanidad se pueden derribar murallas, se pueden salvar dificultades, se puede unir a los pueblos. No es necesaria la fuerza, la violencia para conseguir la paz. Con solo la fuerza de nuestros corazones conseguimos la auténtica victoria, pues es la que nos une y nos hace hermanos.

Te recordaremos siempre.







Fotografias de internet, se retirarán a petición

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