Válor
pasa por ser la cuna del último caudillo nazarí que encabezó la rebelión de los
moriscos de Granada, Aben Humeya, nombre que tomó al capitanear la revuelta.
Anteriormente, en la Granada cristiana, era conocido por Don Fernando de Córdoba y
Válor, caballero veinticuatro de la ciudad, que correspondería a los actuales
concejales. Por eso en el pueblo, grupos y asociaciones llevan su nombre.
También lo es el de un bar-restaurante. En él, algunas noches de sábado
organizan veladas musicales, como el pasado 9 de febrero, función de auténtico
sonido inglés con Mateo y Marnie.
Mateo, callado y silencioso, de
su guitarra diáfana y transparente, sus manos sacan los acordes más dulces de
la guitarra eléctrica más tradicional. El punteo, sus ritmos, nos llegan en el
son más limpio, envolviéndonos en un aire cálido de armonías y cadencias.
Marnie, a través de su voz
sugerente, amiga, nos ofrece todo un abanico de matices, de amplitudes
musicales. Su canto roquero nos acerca al mundo de los Rolling, aunque, es en
las viejas canciones del folk donde su
expresión nos cautiva más. Nos susurra eternas baladas que nos hacen sentirnos
transportados a un mundo de ilusiones mágicas.
En mi mente Rosario, su entrega
a la música, y ese aire familiar,
agradable, afectuoso que siempre nos proporcionaba el Aben Humeya, me transitan
a otras noches, ¡tantas!, de amor y
felicidad pasadas en el mismo lugar.
Al frente del negocio Sole,
ayudada por sus hijos y, que siempre nos ha ofrecido cariño y afecto,
haciéndonos considerar su casa como también la nuestra. Aben Humeya, bar al que
siempre hemos considerado lugar de encuentro de culturas, en el que nadie puede
sentirse extranjero, en el que todo el mundo tiene su sitio. Así, esta noche,
también ha sido un concurrencia de idiomas, de sentimientos, todos juntos sin
importar raza, sexo o religión, todos disfrutando del mundo mágico de la
música.