viernes, 6 de diciembre de 2013

MANDELA



Ha muerto Nelson Mandela y, como siempre en su vida, con el silencio de los humildes. Quizás, sea el último gobernante admirado y respetado en todo el mundo. Su vida ha sido un testimonio permanente de trabajo por los demás, de buscar el encuentro entre las personas, de escuchar al otro, de intentar entender los argumentos de los adversarios y, siempre, alejado del enriquecimiento particular, del engreimiento personal.
                A lo largo de su vida nos ha ido dejando detalles de su gran humanidad. Padeciendo 27 años de cárcel por defender la igualdad entre las personas, por su lucha en defensa de los derechos humanos, nos dice que para su propia libertad es fundamental no llenarse de resentimiento. Su libertad no es completa sin la libertad del otro. Confiesa que en la cárcel en vez de gastar su energía en odiar a los que le tenían encerrado, la gastó en intentar comprenderlos, en entender sus vidas, en asimilar, también, sus costumbres, como única manera de vencer todos juntos. El odio, el rencor, puede llevarnos a que haya un vencedor, pero no es eso de lo que se trata, la solución es que seamos todos juntos vencedores, única vía para conseguir una sociedad de convivencia, más justa.
                En la película "Invictus" hay una escena que resume su hacer. Le pide al capitán de los 'Springboks', que le haga una visita. En ella, él, presidente de la república, le sirve el té y le dice que lo admira por la dificultad e importancia de su trabajo. Su propia labor no es nada comparada con la del deportista y lo importante de su victoria en el campeonato para conseguir la vida en paz. Siempre resaltando la labor de los demás y subordinando la propia a la importancia de la ayuda de todos.
                Su lado humano, invariablemente, se tratase de quién se tratase, interesándose por conocer a los que le rodeaban, incluso a los que habían sido sus perseguidores,, acercarse a ellos, saber de las cuestiones que les preocupaban, preocuparse por sus familias y demostrarles que sus problemas también los compartía.
                Cuando observó que su labor estaba hecha, se retiró del poder, sin intentar aprovechar su fama, su carisma para seguir en la cima. Hecho que corrobra su grandeza, cuando vemos tantos jefes de estado y mandatarios que se aferran a su trono hasta que la muerte los cesa, ansiosos del vasallaje continuo de los que le rodean.
                Por todos se ha destacado su sonrisa permanente, pero no es una sonrisa cualquiera. Es la de una persona sin dudas, satisfecha de aquello que hace, pues continuamente lo intenta hacer desde la honestidad. Con el derecho, como todos, a equivocarse, pero persistentemente con la intención de sumar, de unir esfuerzos para construir la paz.
                Nos dejó también una gran lección, al demostrarnos que con la comprensión, el respeto, la sencillez de su humanidad se pueden derribar murallas, se pueden salvar dificultades, se puede unir a los pueblos. No es necesaria la fuerza, la violencia para conseguir la paz. Con solo la fuerza de nuestros corazones conseguimos la auténtica victoria, pues es la que nos une y nos hace hermanos.

Te recordaremos siempre.







Fotografias de internet, se retirarán a petición

2 comentarios:

  1. Amigo Alfonso, me gusta en sobremanera lo que dices:”Confiesa que en la cárcel en vez de gastar su energía en odiar a los que le tenían encerrado, la gastó en intentar comprenderlos, en entender sus vidas, en asimilar, también, sus costumbres, como única manera de vencer todos juntos. El odio, el rencor, puede llevarnos a que haya un vencedor, pero no es eso de lo que se trata, la solución es que seamos todos juntos vencedores, única vía para conseguir una sociedad de convivencia, más justa”. Ojalá en mundo supiera enterder tus palabras y que más pronto que tarde pudiesemos vivir en paz, pero temo que no será asi. Ahora mismo terminamos de salir de la sala de aquí Balsareny donde han proyectado la película (parte de la vida de Pere Casaldàliga –hijo de aquí- cuando él muera todo seguirà igual, el rico seguirá siendo más rico y el pobre más pobre con la vista hacia un lado por parte del poder y la Iglésia, ya veremos que hace el papa Francisco)
    Ya te contaré como nos ha ido.
    La noticia corrió como pólvora.Madiba ha muerto. El mundo llora. La imagen del líder africano ocupó el espacio estelar de todos los medios de comunicación. Sudáfrica exhala dolor. El pueblo tomó las calles y alumbró con velas las avenidas.
    Rolihlahla nació para trascender. Su verdadero nombre significa rebeldía en xhosa (uno de los 11 idiomas oficiales de Sudáfrica) y se lo puso el padre, sin saber que sellaría de esta forma el futuro de su hijo.
    Nelson, así lo llamó su maestra, la señorita Mdingane, el primer día de clase en la escuelita de la aldea de Qunu. El sobrenombre escolar lo inmortalizó para siempre. Nelson Mandela ha hecho historia.
    A los 16 años participó en la ceremonia inicial de la edad adulta. Desde ese entonces fue bautizado como Dalibhunga, o el «creador», según el significado original en su idioma nativo.
    Rolihlal Nelson Dalibhunga creció en un país dividido por colores. Saboreó el acre de la xenofobia. Fue a la cárcel. Allí vivió 27 años. No lo dejaban usar zapatos. Al salir no lograba anudarse los cordones con precisión.
    Nada podemos hacer, solo esperar una mano valiente que nos hecho un “capote” y que nos despertemos. La gente cree que todas las revoluciones son terrible, y quizás es verdad, pero también las hay sin terminar a bofetadas. De momento me parece que lo hemos perdido todo. Levantemos la dignidad, y la cara bien alta. Alfonso, que a lo mejor el recuerdo de Mandela quizás nos siva para ello. Gracias por esta entrada tuya.
    Un fuerte abrazo!

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    Respuestas
    1. Gracias Josep por tu comentario. En tu blog expones las humillaciones y vejaciones que sufrió en la cárcel, los intentos de liquidarlo, pues estas grandes personas molestan, en sus convicciones por la justicia son invencibles y eso a los poderosos les estorba.
      Pero fíjate, al salir, con el poder en sus manos, no quiere venganza, no quiere revanchas. Tiende sus manos hacia ellos y proclama que todos juntos pueden convivir, que todos juntos pueden conseguir la paz, que todos juntos pueden construir una gran nación. Mientras, nuestros politiquillos, se llenan los bolsillos, no hay dios que los ponga de acuerdo y solo saben hacerse la puñeta unos a otros. Claro que realmente a quien machacan es a todos nosotros que somos los que sufrimos su ineficacia, su orgullo y engreimiento.
      Un gran abrazo Josep

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