No está siendo un otoño especialmente
brillante, a la vez que las hojas iban cubriendo el suelo, mi cuerpo se llenaba
de tristeza y melancolía. La sombra de la soledad se iba alargando hasta dejar
sin brillo el sol de la ilusión. La añoranza de mi amada me contrae hasta
hacerme pequeño, arrinconarme y acobardarme. Las imágenes que ocupan mi memoria
me hacen quedar desolado, aniquilando el espíritu de mi esperanza.
Era necesario, me hacía falta, que me
anegara el rio de la imaginación. Que renaciera en mí el deseo de avanzar. La
escritura me estaba negada. Los amigos se tenían que sentir desilusionados,
pues ni contestaba sus correos. Necesitaba encontrar aquello que me motivara y,
como en otras muchas ocasiones, los libros acudieron a mi salvación.
Siempre
me han encantado las bibliotecas, observar todos los libros catalogados,
colocados en su sitio correspondiente, buscar un libro, un autor, ir directo al
lugar donde encontrarlo.
Empecé
hace muchos años, cuando todavía se hacía todo el proceso a mano. Crear un
libro de registro, una ficha para el título, otra para el autor. Después llegó
a mis manos el programa ABIES y me puse a pasarlo todo al ordenador. Pero hacía
bastantes años que no había actualizado nada. Así tenía muchos sin catalogar, y
cada libro se había colocado donde le dio la gana, o quizás, fue mi desorden
reinante el que iba dejando libros en cualquier sitio.
Así,
lleno de ilusión me puse a catalogar, colocar tejuelos, códigos de barras y ordenar. Han sido días
plenos de felicidad y, ahora, sentado en la mesa redonda compongo esta entrada.
Todo esperanzado, alzando la vista a ratos, para deleitarme con las estanterías
repletas, todos luciendo su pegatina blanca en el lomo. Arrellanado en este
sillón de mimbre, percibiendo el silencio de la noche y renacido en el
optimismo de la ilusión.
Es
mi biblioteca más personal, aún queda otra parte más general en otra estancia,
pero en ésta, rodeado de mis recuerdos, acunado entre sus paredes, con la
presencia etérea de mi amada y la influencia positiva y permanente de mi hijo,
mi corazón se abre al mañana. La cálida luz me trae un amanecer brillante, que
me lanza al trabajo, a sentir y expresar mis emociones, a desear la llegada de
un nuevo día lleno de sueños y expectativas.
Seguro
que entre todos estos libros hay algunos que no me han dicho casi nada. Incluso, si esto se puede decir de un libro,
los hay que son mediocres. Pero todos juntos me han moldeado literariamente,
han contribuido, y mucho, a mi formación personal. Además, siempre hay que leer
muchos libros corrientes para apreciar aquellos que te deslumbran, te traspasan
y transportan al mundo del Parnaso. Nunca me he arrepentido de leer un libro,
nunca he destruido ni me he desprendido voluntariamente de uno. Todos juntos me
han llevado hasta aquí y a todos ellos, mejores y peores, les expreso mi
agradecimiento y admiración.
Ahora,
aquí quieto, rodeado de mis ángeles guardianes el tiempo se detiene. Mis
células se activan y me siento dichoso, cogeré cualquiera de ellos, buscaré una
cita, una descripción, un pensamiento y me iré a dormir relamiéndome de la
belleza de las palabras.
Amigos
y amigas, lectores, gracias y sabed que contáis con mi atención. Buenas noches
Éste es el gran poder de los libros, motivarnos para seguir por los caminos de la imaginación, de la ilusión, de los sueños ... seguir creciendo.
ResponderEliminarRenacer nunca ha sido facil. Felicidades!
Aferradetes!
Gràcies. Sigo tu blog y ha sido una gran alegría tu comentario. Nunca lo he hecho en el tuyo, quizás, por un tonto pudor, pero disfruto con la belleza de tus palabras y siempre espero una nueva entrada.
EliminarPocos momentos tan maravillosos que ese minuto, después de acabar de leer un libro y en el silencio del momento te llenan todas las emociones que has sentido durante su lectura.
Moltes gràcies. Amb afecte!
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