jueves, 26 de diciembre de 2019

Feliz año

Topares visto desde el camino de Macián, allá por el año 1933.
El árbol parece ser el almendro de mi abuelo Vidal


Como va languideciendo el viejo año,
en el horizonte se dibuja un nuevo amanecer
lleno de propósitos e ilusiones.
Mis mayores deseos para que ese tiempo venidero
esté lleno de alegrías y satisfacciones
                                                                                                                               Topares 2019  

lunes, 5 de agosto de 2019




Esta noche he llorado. Hemos asistido a la representación del teatro, hemos vivido el entusiasmo con que lo hacen, la profesionalidad de alguna interpretación. Después me he subido hasta la explanada de la iglesia y he disfrudo de los fuegos artificiales. Al final mis ojos se han llenado de pequeñas lágrimas a la vez que me he sentido orgulloso de mi procedencia, de mi gente, de su entusiasmo por Topares, de haber nacido aquí.
Para colmo, me he venido a mi casa y a través de los balcones, mientras trabajaba en estas reflexiones, escucho un diálogo de mayores, intrigado me acerco al balcón a observar los interlocutores y me encuentro que son dos pequeños mozalbetes, al momento comprendo que Topares es algo especial.
La imagen puede contener: fuegos artificiales, noche, cielo y exterior
                                                             Con el permiso de Javier Cano











miércoles, 5 de junio de 2019

Mayo 2








Las dos fotos separadas en el tiempo guardan una extraordinaria relación. En la más antigua aparecen mi abuelo Vidal y Juan el Carrero.
Mi abuelo era de profundas convicciones religiosas, en aquellos lejanos años era de los pocos hombres que comulgaba con asiduidad, lo frecuente era que los hombres lo hicieran solo por semana santa o en alguna ocasión muy importante. Siempre estuvo muy relacionado con la Hermandad de Animas y durante muchos años fue su secretario, y le encantaba poner orden en las procesiones, que las filas fueran perfectas y que nadie alterara el desarrollo de la misma. Más de una vez me comentan, como un dicho, que desde que falta Vidal no ha salido una procesión, en el pueblo, ordenada.





Situándonos en el momento actual, el año pasado su hijo, mi tío Daniel prometió unas andas nuevas al santo y así este año se han estrenado en la procesión. Durante toda la tarde se mostró emocionado, acompañado de parte de sus hermanos y no he podido evitar unir las emociones como si pudieran volar en el tiempo. Imaginar la emoción que hubiera sentido mi abuelo de poder estar presente en ese momento, satisfecho de su obra, orgulloso de la aportación de su hijo y, aunque era hombre poco dado a expresar públicamente sus entusiasmos, seguro que hubiera sido una gran ocasión para verlo emocionado a lo largo de tarde.




Finalmente, que acciones como esta y la de la inauguración del monumento a las migas, nos muestran que Topares no se rinde y que sigue vivo a pesar de los difíciles momentos que viven las poblaciones rurales. ¡A seguir luchando!

martes, 28 de mayo de 2019

Mayo 1

Topares engalanado por la primavera


Como cada año al llegar mayo, San Isidro recorre los campos de Topares para que la cosecha colme las ilusiones de los agricultores.
San Isidro, como no podía ser menos, es el patrón de Topares, pues es conocido el dicho de que “eres más de campo que San Isidro” y todo el campo topareño es una inmensa alfombra aterciopelada de intensos verdes en toda una gama a la que da forma las cebadas, los trigos, las avenas y todas esas hierbas que, con su espontaneidad, a la llamada de la primavera, cubren nuestros ribazos y linderos. Todo junto provoca una explosión de color que te alegra el alma y te llenan de serenidad.


La población rural disminuye con alevosía, llegar las fiestas y ver el pueblo semivacío desconsuela. Entonces piensas en los que permanecen en él todo el año, en esos días que un entorno de soledad sobrecogedor les envuelva, la fuerza que hay que tener para aguantar así día tras día, para no cansarse y, pacientemente, esperar ese momento de compartir conversación y amistad con los demás vecinos, en unos encuentros que cada vez se distancian más.


Te hace recordar otros tiempos, en que estas fiestas eran atrayentes para toda una comarca y sus calles se llenaban de personas, propias y visitantes.
Grandes tiradas al plato, bailes, concursos de tractoristas, reinas de las fiestas, corridas de cintas, comidas participativas, colchonetas, tanto bullicio que ahora nos cuesta trabajo recordad un pueblo lleno de vecinos, ruidoso y fiestero.
Grandes filas en la procesión, con solemnidad, alineadas, entradas del santo peleadas, queriendo, cada uno, manifestar su progreso, su posición, engalanados con las mejores ropas, llenos de juventud, de infantes, de personas mayores y menores, todo el pueblo lleno de vida.


Pero siempre, en todos nosotros, permanecerá la tierra, sus colores y olores, que año tras año, nos proporciona la fuerza y la ilusión para sentirnos orgullosos de la misma y que al salir para regresar a nuestros lugares trabajo ya estamos pensando en cuándo será el próximo regreso.

Y siempre, siempre, nuestro cerro Gordo vigilante, protegiéndonos de todos los espíritus malignos.


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