domingo, 9 de julio de 2023

TOPARES

Topares está situado en la nada, se define por sí solo. Es andaluz y no es andaluz, es murciano y no es murciano. Ha vivido siempre en el margen, aunque ahora con la mejora de las comunicaciones e internet, cada vez nos acercamos más al medio.

Topares en los años 30. La calle San Vicente. Observar como ya hay luz eléctrica

 Posee un carácter fronterizo, situado entre varios mundos. Prácticamente sus calles están entre Murcia, Granada y Almería y a un tiro de escopeta Jaén y Albacete. Aislados, pero siempre con una relación especial con los vecinos, por eso decimos que los de Topares sabemos estar donde sea necesario. 
Nuestra relación con los lugares limítrofes era a través de los mercados. Así el autobús que había se desplazaba los lunes a Caravaca, los martes descansaba, los miércoles a Vélez Blanco, los jueves a la Puebla, los viernes a Huéscar, los sábados a Vélez Rubio y los domingos a María. 
Topares siempre ha recelado de su situación dentro del término municipal de Vélez Blanco, no se ha fiado, en el tiempo, de las inquietudes de sus autoridades y en nuestro espíritu siempre ha anidado el deseo de independencia. En los últimos años parece que se lleva algo mejor pero la desconfianza aparece en cualquier momento. 
En la infancia, adolescencia y juventud tienes tanta vida, tanta actividad por delante que no tienes tiempo de mirar hacia atrás, hacia tu origen. Todo se centra en el futuro y no ha lugar para la nostalgia del pasado. 
Ahora bien, el tiempo no se detiene, va devorando tu camino, y en un tramo del mismo te encuentras buscando esos primeros recuerdos, tratando de redescubrir la tierra que te vio nacer, aquellos rincones de tus primeros juegos, olores y sabores que te acompañaban y te das cuenta que todo constituye la esencia de tu vida. 
La primera vez que salí del pueblo todo me desbordaba, me impresionaba, todo más grande, nuevo, deslumbrante. Encender y apagar la luz cuando quisieras, abrir una especie de llave y salir el agua sin tener que ir al caño, las atracciones de la feria, los coches de choque, en el exterior había tanto mundo que no existía en Topares que casi no querías volver. 
El tiempo pasa, te formas, te desarrollas, y la vida avanza, al cabo del mismo, en uno de tus regresos, todo lo ves de otro modo. Topares es el lugar que sin preguntas te acoge, que sus pequeñas calles te transmiten seguridad, que nada de lo que ves te produce violencia, que no quieres multitudes, sino pequeños grupos y cercanos, que allí eres alguien y no un desvalido en un gentío. 

Las faenas del verano. En la era transcurría gran parte del día

Y así renace en ti la necesidad de la tierra, hasta llegar al instante en que al mismo alejarte de él estás pensando en el minuto del regreso, en cuánto falta para la vuelta. Que como vas haciéndote mayor, al volver, te cambia la cara, pareces más ágil, más joven y donde había tristeza, ahora transmites confianza. 
Utilizaré libremente las palabras del poeta griego Kavafis: 
Ten siempre a Topares en tu mente. 
Llegar allí es tu destino. 
Más no apresures nunca el viaje. 
Mejor que dure muchos años 
y atracar, viejo ya, en la isla, 
enriquecido de cuanto ganaste en el 
Camino. 
Sin esperar a que Topares te enriquezca … 

Que en nuestra mente siempre permanezca nuestra idea del retorno a Topares y a lo largo del camino de nuestra vida nos engrandezcamos, para a su vez, engrandecer a nuestra tierra amada.

Topares en el tiempo. Sus campos, sus referencias




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