domingo, 26 de septiembre de 2021

HERMANDAD DE ÁNIMAS

 

Imagen de la iglesia de Topares

La Hermandad de Ánimas de Topares se constituyó en 1893 y de mis investigaciones he sacado la conclusión de que, con la intención de trabajar, en primer lugar, para que lo que era Ayuda de Parroquia, pasase a ser la parroquia de Topares con su correspondiente párroco al frente de ella, cuestión que se conseguiría en 1900.

Desde ese primer momento siempre ha trabajado, con la ayuda de prácticamente la totalidad del pueblo, para la conservación de los bienes de la iglesia, su mantenimiento y reparaciones, buscando siempre el esplendor y mejor funcionamiento de la parroquia, cuidando con esmero y dedicación nuestro cementerio y un largo etcétera.

Prueba de lo que digo, quiero sacar algunas referencias tomadas del libro de actas de la Hermandad. Ya en 1895, según acta de una reunión de la Hermandad se ven necesarios arreglos importantes en el templo y compras de libros e instrumentos ornamentales utilizados en las actividades correspondientes, entre otros se señala el saneamiento de la nave central y la compra de un misal con el santoral en español. El coste de los trabajos corre a cuenta de la Hermandad.

Prueba de su dedicación es que en 1908 siendo cura rector de la parroquia Don Isidro Torreblanca Pérez de acuerdo y a instancias de sus superiores, en reconocimiento al esfuerzo, dedicación, religiosidad y disposición a la ayuda a la parroquia anuncia la decisión de premiar a los hermanos en su muerte y comprometiéndose a que esos derechos perdurasen en el tiempo. Como ejemplo habla de que, a la muerte de un hermano, entre otras prerrogativas, se compromete a realizar tres actos de pompa gratuitos.

Vemos como la hermandad desde su creación ha estado trabajando, esforzándose para que a la parroquia de Topares nunca le faltase nada. En casos de necesidad ha buscado sacerdotes fuera para que, por ejemplo, en semana santa los actos religiosos tuvieran todo el esplendor que se merecían, ha participado de arreglos y reparaciones cada vez que han sido necesarios, se ha encargado de la limpieza de la misma y siempre al servicio de la misma.


Cementerio de Topares


No solo eso, sino que, a la iniciativa de grandes sacerdotes, preocupados por el bienestar de los vecinos y por el progreso de la parroquia y del pueblo, con el esfuerzo de todos aportando animales, jornales, obreros, dinero, etc.  han construido altruistamente locales como el salón parroquial o el cementerio. Siendo reconocida su labor en muchas ocasiones por los mismos párrocos a lo largo del tiempo.

Como documento que lo fundamenta tenemos el acta de la reunión mantenida por todo el pueblo y convocada a la vez por el cura párroco, Don Manuel Prados Muñoz y el alcalde de Topares correspondiente al 25 de febrero de 1983 con el propósito de tratar de la gestión y administración del salón parroquial por la hermandad de ánimas. Así Don Manuel Prados expone para conocimiento del pueblo, como creador y propietario en conciencia del mismo, de la necesidad de que la hermandad de ánimas se constituya en gestora y administradora del salón parroquial para su buen uso y rendimiento del mismo. Para eso convoca al pueblo para que le de su aprobación como propietario moral del mismo.

En Topares siempre hemos creído a las personas y más a las personas investidas de autoridad eclesiástica, por eso siempre hemos pensado que todo eso era nuestro por encima de documentos y papeles. Ahora parece que para la iglesia actual la hermandad no es nadie, que el pueblo no tiene nada que ver en todo ello, nos amenazan con mandarnos la guardia civil, y lo hacen. Nos intentan quitar lo que para nosotros siempre ha sido nuestro y, para mí, lo más triste es que pienso que solo es una cuestión de alquileres, de dinero, que quizás viene a explicar la imagen que está dando la diócesis de Almería en estos tiempos.

Estos días no he podido dejar de acordarme de un pasaje de la biblia, la expulsión de los mercaderes del templo y parece ser que los mercaderes al final se han quedado con el templo y con todo. ¡Qué forma de predicar y practicar la justicia social y el amor a los pueblos!



Imagen de la iglesia tomada de internet, se retirará a petición.

domingo, 11 de julio de 2021

¡TOPARES MÍO!

 

En la noche del 6 al 7 de julio volví a descubrir el cielo de Topares. Con la excusa del fútbol se creó algo de ambiente nocturno, entonces salí a pasear por la carretera buscando esa obscuridad silenciosa que me gusta.

Iba cabizbajo, pensando en la nada y he alzado ha vista hacia el cielo, al momento los ojos se han llenado de estrellas, de Vía Láctea, de silencio, de luz astral.




Me resulta muy difícil describir la emoción que me ha inundado de sensaciones, de recuerdos de infancia, de cercanía, de complicidad familiar, de confesiones, de amores, de un abrazo de la tierra acogedor y quizás de enamoramiento hacia ella.

El fútbol me quedaba lejos, cada vez me aparto más de nacionalismos patrioteros, los enfrentamientos me dejan frio. Solo me conmueve la pequeña tierra que me acompaña desde que nací, las pequeñas cosas, las pequeñas personas, los pequeños momentos que le dan vida a este remoto y lejano paraje, que solo responde al nombre de Topares y que, en esta noche, al reconocer ese cielo que me ha acompañado a lo largo de toda mi vida he dejado escapar un suspiro que decía, ¡Topares mío!

viernes, 15 de enero de 2021

EL CAFÉ DEL CASINO DE VIDAL

 

Las personas, a lo largo de la historia hemos creído que en los tiempos que nos han precedido, las cosas eran mucho peores, todo más antiguo y que nuestros antepasados no disfrutaban de nada de lo que nosotros gozábamos.

Ya he contado que el bar de Eleuterio lo abrieron cuando yo tenía siete u ocho años, entre las novedades estaba la cafetera de palancas como las que había en los pueblos más grandes. El caso es que nunca llegué a entender cómo se hacían antes el café y si era más bueno o no.

Pero mira por donde este verano hablando con mi madre va y me cuenta como hacían ellos el café. Mi abuelo Vidal tenía el casino, en la casa que ahora es de Diego, al lado de mi tío Daniel, lo tuvo prácticamente hasta mi nacimiento. Según me cuenta era muy concurrido, hasta venía gente de fuera a jugar a las cartas y algunos, podían pasarse hasta una semana hospedándose en la Posada o en casa de mi bisabuela Clotilde.

Lo cuidaban todo mucho, a mi abuelo le gustaba la perfección, compraba el café verde, me imagino que en Caravaca o Lorca. Tenían su propia tostadora como la que vemos en la fotografía que se encuentra en el museo comarcal Miguel Guirao. La base se llenaba de ascuas, en el cilindro se ponía el café a tostar y con la manivela le iban dando vueltas y vueltas hasta que el café estaba casi listo, entonces le echaban solo una cucharada de azúcar y le daban otras cuantas vueltas hasta que los granos tomaban el azúcar, para que adquiriera el color negro intenso.

Tostadora de café, imagen cedida por el Museo Comarcal Miguel Guirao

Después venía el momento de molerlo, para ello utilizaban el molino que aparece en la fotografía y que, en mi casa, todavía lo utilizamos para moler el café para el licor café. En la parte alta lleva un mecanismo para dejarlo más fino o menos.

Molino de café, aunque con un poco de ruido funciona perfectamente

Ahora ya se podía poner en la cafetera, la que aparece en la foto. Según cuenta mi madre tenía como una especie de sartén pequeña en la que se ponía algodón impregnado de alcohol, se le prendía fuego y se introducía por la abertura inferior. El café se colocaba en la cazuelilla agujereada, arriba posee un mecanismo que accionado con un tornillo apretaba el café. También posee un depósito de agua que al ser calentado por el algodón ardiendo hervía y hacía que el agua subiera, por el pitorrillo que se ve salía el café listo para degustar.

Imagen general de la cafetera, en esa especie de boca inferior
se le ponía en una especie de sartén pequeña el algodón y el alcohol


El pitorrillo por donde salía el café y el tornillo para apretarlo.






Su estado nos hace pensar que fueron muchos los cafés que se hicieron con ella.

No dejaba de asombrarme y para terminar de dejarme perplejo me dice que también lo servían a domicilio. Me cuenta que un grupo de mujeres más de ciudad, jóvenes casadas y que venían a pasar el verano en Topares, gustaban de tomarse el café después de comer al estilo capitalino. Tenían acordada una hora después de la comida, en la que mi madre les subía una cafetera, se escondían un poco pues en aquellos años no estaba muy bien visto el hecho. También lo llevaba a casas acomodadas, cuando tenían alguna celebración o recibían una visita importante a la que querían agasajar le pedían que les subiera café para la sobremesa.

Siempre que descubro, me cuentan o me entero de la vida en Topares en tiempos anteriores me llevo una gran alegría y emoción al ver como bullía la vida en el pueblo y también cierta tristeza al ver como languidece en la época actual.

 

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...