Los que
sabéis de mi historia, no os extrañará que en la tarde del sábado, cuando
Abidal salió al campo y en la despedida posterior, sintiera una especial
emoción, como me ocurre con Tito siempre que lo veo dirigir un partido.
Estos dos
personajes ponen cara pública a la bestial enfermedad, la misma emoción y
sentimiento me invade ante cualquier otro, por anónimo que sea, que mantenga la
misma lucha.
Los que
hemos vivido al lado, rodeados por la fiera, sabemos de las ganas de vivir, de
la necesidad de sentirse válidos, las emociones se magnifican. Así entiendo la
actitud de Abidal. No solo es vivir, también es sentir que su vida es plena.
Vencer la enfermedad no es solo curar, también es vivir como lo has hecho
siempre. Nace una necesidad del sí puedo. En su momento te zarandea de tal
forma que te hace pensar que nunca más podrás ser el mismo. Al aparecer los
primeros brotes de curación, crece el deseo imperioso de comprobar, de constatar
que sí puedes.
Cuando
Rosario ya estaba en manos médicas, con
las primeras sesiones de quimioterapia se veía su avance positivo. Tras la
tercera sesión, cierto día, al regresar de la escuela, me la encuentro en el
sofá con aires de cansada. Con la tensión que vives te derrumbas, flaquean tus
fuerzas y una corriente negativa atraviesa tu cuerpo. Me dice que suba arriba,
lo hago y me encuentro, que ella sola, ha cambiado de lugar los muebles del
dormitorio. Armarios de ropa, cama, mesillas, tocador, todo tiene una nueva
estructura, siguiendo su tradición de no dejar mucho tiempo las cosas en el
mimo sitio. En la puerta del dormitorio,
mirando el cambio, no puedo evitar que
se me escape una sonrisa y por primera vez se dibuja en mi mente la posibilidad
de la curación. Al bajar, me siento obligado a regañarle, aunque sea de
mentirijilla, para acto seguido, abrazarla y ser uno de los más bellos e
intensos que nos hemos dado, mezclándose alguna lágrima de alegría en nuestras
mejillas. Estaba cansada pero inmensamente feliz de pode hacer aquello que
siempre hacía. Al lo lejos se nos abrió un amanecer de curación.
Comprobar
que todavía tenía sus fuerzas, que podía volver a ser la misma, produjo un
cambio en la alegría de su cara, se abrió del todo a las ilusiones y, se vivían,
por nimias que fueran, con una
intensidad arrolladora.
Todo era un
canto diario a la vida, disfrutar de todo lo que le envolvía, a estremecerse
ante cualquier emoción que le transmitieran los que la rodeaban. De su vida fue
desapareciendo la palabra fracaso, todo se convertía en ilusiones, la indiferencia
no tenía lugar y hasta el acto más inane lo vivía como el acto más prominente
que pudiera ocurrir.
Aunque
tarde, te enteras también que la maldita es traicionera, después del verano pleno
de constantes ilusiones, sin avisar, de golpe, nos muestra su macabra cara y se
la lleva para siempre.
Abidal y
Tito han salvado uno de sus traicioneros ataques, con lo que surgen aún con más
fuerza, sus exigencias de vida. Ahora no
pueden atender otras posibilidades que no sea demostrar que no ha podido con
ellos, volver a sentir la utilidad de su existencia. En Abidal pasa por volver
a jugar a tope al fútbol, igual dentro de unos meses puede sentir otras
prioridades, pero primero tiene que comprobar que su cuerpo y su ánimo laten al
máximo, que su capacidad alcanza a la máxima competición, después otras
sensaciones le dirán su camino.
Pero digo
que son una cara pública, con ciertas posibilidades y no quiero olvidar a todos
aquellos anónimos inocentes que no tienen las mismas oportunidades y a los gobiernos
les digo, no recorten en esto. Recorten
viajes, monumentos, actos multitudinarios, reyes, príncipes y princesas,
alardes, ejércitos, autopistas, aviones y aeropuertos, trenes de alta velocidad…
Pero no recorten en esfuerzos para tratar de darle a miles y miles de personas
una esperanza de que pueden vivir, de que tras la triste noche les espera un
amanecer radiante. La calidad de vida de las personas tiene que estar delante
de ejércitos, países, políticos y grandes acontecimiento.
También quiero y trato de entender la
postura del Barcelona con Abidal. Cuando Rosario estaba en plena lucha, yo no
podía sustraerme a espiarla. Cualquier cambio de ánimo, cualquier gesto
extraño, cualquier tos inoportuna, cualquier variación en su comportamiento era
suficiente para alterar mi pulso, para dejarme sin aliento y traer a mi cara la
preocupación y la tristeza.
Así para
todos podía establecerse un estado de tensión continua, difícil de llevar en
muchos momentos. Le corresponde a cada uno, personalmente, decidir libremente
como enfocar su vida. Abidal ha decidido seguir ligado al deporte a su máximo
nivel, con una ilusión juvenil, pero también en la seguridad de que ni el mismo
sabe cómo puede responder, desde aquí le deseo toda la fortuna del mundo.
Os dejo con
Kavafis, en las canciones de LLuís Llac,
para decirle:
…….
Has
d’arribar-hi, es el teu destí,
Pero no
forcis gens la travessia.
Es
preferible que duri molts anys,
Que
siguis vell quan fondegis l’illa,
Ric de
tot el que hauràs guanyat fent el cami,
Sense
esperar que et doni més riqueses.
Itaca
t’ha donat el bell viatge,
Sense
ella no hauries sorti
-------------
…….
Més
lluny, sempre aneu més lluny,
Més
lluny de l’avui que ara us encadena.
I quan sereu deslliurats
Torneu a començar els nous passos.
-------------
……….
Bon
viatge per als guerrers
si al
seu poble són fidels,
el
velam del seu vaixell
afavoreixi
el Déu dels vents,
i
malgrat llur vell combat
l’amor
ompli el seu cos generós,
trobin els camins dels vells anhels,
plens
de ventures, plens de coneixences.
Traduciendo libremente:
Has de
llegar a tu destino
Pero no
fuerces nada la travesía
Es
preferible que dure muchos años
Que
seas mayor cuando fondees en la isla
Rico de
todo lo que has ganado durante el camino.
Sin
esperar más riquezas
Itaca
te ha dado el bello viaje
Sin
ella no habrías salido.
--------------
Más
lejos, siempre id más lejos
Más
lejos de lo que hoy os encadena
Y
cuando seáis liberados
Volved
a empezar nuevos caminos.
------------
Buen
viaje para los guerreros
Si a su
pueblo son fieles,
El
velamen de su barco
Favorezca
el Dios de los vientos
Y a
pesar de su viejo combate
El amor
llene su corazón(1) generoso
Encuentre
los caminos de los viejos deseos
Llenos
de venturas, llenos de conocimientos.
(1)
Cuerpo en el original.
Fotos de internet se retirarán a petición
Alfonso, has conseguido emocionarme leyendo tu escrito, de verdad. Desde tu querida Rosario hasta el último de los ciudadanos pasando por Abidal. Creo que es lógico sabiendo que yo también lo estoy pasando. No hablaré de tu señora pues ya bastante has pasado, y hablar de los ciudadanos que a buen seguro de aquí a un tiempo no muy largo no se que va a ser de ellos, de nosotros. El tema de Abidal lo he comprendido perfectamente, hasta el otro día donde habló en una emisora de radio en Montecarlo. Lo que ha pasado este hombre y lo que ha conseguido para curarse y luego recuperarse ha sido fantástico, pero el cáncer es el cáncer y quieras que no deja huella aun teniendo la suerte de recuperarse como ha sido su caso. Pero Alfonso lo que no puede ser es forzar la máquina tanto. Después de lo pasado no creo que sea capaz de jugar tres partidos por semana en un club donde hay una exigencia tan alta. Pero no porque sea un cáncer, no porque sea el Barça, puede ser una lesión en una rodilla u otra cosa. Creo que Abidal “a cumplido” de sobras y ha ganado su batalla contra esta enfermedad, además nadie dice que no podrá jugar nunca más, pero no en este club, o en el Madrid, por ejemplo. Te acuerdas de Clemente? Dejo de ser jugador por culpa de una lesión y se hizo entrenador, y así muchos, y sin ser futbolistas igual y además él con muchas más posibilidades de curación que cualquier otro ciudadano. Ahora ya sería alargarlo mucho y salir del tema sin querer, pero yo de Abidal hubiese aceptado el cargo que le ofrecía el club y me hubiese sentido como si hubiese ganado tres copas de Europa. Ves, el caso de Tito ya lo veo más complicado, y dios quiera que se cure, pero de veras que lo veo más complicado que un trasplante de hígado.
ResponderEliminarUn gran abrazo, Alfonso.
Josep, también pensaba en ti. Al escribirlo, tenía muy presente tus anhelos de superación, tu lucha por los demás y porque la maldita no sea un obstáculo a tu proyecto de vida. Todo lo que dices es lo que quería expresar cuando decía que entendía al Barcelona. Pero Abidal, de alguna manera, no podía aceptar que la bestia marcara el rumbo de su vida. Él, por encima de lo razonable o no, tiene que comprobar que no se ha roto nada de lo que tenía o hacía. Su vida tiene que ser la misma. También, en ese sentido, apuntaba que, dentro de unos meses igual tiene otra visión del tema.
ResponderEliminarSabes que hay momentos en que las fuerzas que despliegas te sorprenden a ti mismo, la energía que sois capaces de generar supera con creces lo que la mayoría de los demás producen. Si pudiéramos condensar la energía que tú y tantos como tú, origináis en vuestra lucha, seguro que acabarían con los problemas energéticos del mundo.
Un fuerte abrazo Josep.
Totalmente de acuerdo con lo que decís sobre Abidal y todos los que padecen cáncer y otras enfermedades graves. Y muy cierto: las ganas de vivir, la capacidad de lucha y resistencia, la necesidad de sentirse válidos, la voluntad de no rendirse mientras el cuerpo aguante, generan en el paciente una energía enorme que ayuda a superar (o al menos a lidiar con) las adversidades, hasta que la naturaleza impone su injusto capricho y dice ‘basta’.
ResponderEliminarMientras tanto, ya veis, el gobierno recorta en sanidad y en educación, en salarios y en pensiones, pero no en gastos militares ni en la jardinería de las embajadas. Los impuestos suben sin parar, el paro crece a niveles inauditos (aunque la pequeña inflerxión temporal del verano se celebre obscenamente como un éxito) y los jóvenes mejor preparados tienen que emigrar, y lo llaman “movilidad intelectual”... Pena de país.
Un abrazo a los dos.