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La alegría de una primavera verde, llena de ilusión y esperanza a los topareños. Cuando el año se presenta en estas condiciones los corazones se llenan de júbilo y todos soñamos con un gran verano |
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Hasta los campos que no han sido sembrados participan de la alegría del verde |
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Por encima de los tejados me lleno de belleza al contemplar los campos |
Hoy he sentido mi amanecer del letargo invernal. Durante esta
gélida, inclemente y ventosa estación he permanecido adormilado como un lirón, la apatía me ha envuelto y la desidia
ha sido mi compañera inseparable. Así el venir a Topares se me hacía difícil.
Solo el `pensar en el viaje, me dejaba, aún más, narcotizado. Pensaba en la
llegada del viernes, para quedarme en mi casa, sin tener que moverme, sin
ninguna pretensión, sumido en la misma monotonía de los demás días. Solo pensar
en la idea de viajar y, sobre todo, en la inevitable vuelta, provocaba en mí un
rechazo e ir negando, uno tras otro, los argumentos que me pudieran acudir a
favor del viaje.
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Tejados y tejados, al final las pocas montañas,
en medio el manto de verde |
Hoy no era diferente, el venir era obligatorio, pero la ilusión de
otras veces estaba oculta, ni ganas, ni deseo de ponerme en camino. El viaje,
en un principio, se ha hecho infinito. Pero al final ha acudido el milagro.
Pasado Huéscar, he mirado hacia la derecha, en el horizonte, perdido y alejado
he divisado al que llamamos Cerro Gordo y todo un manto de verdes, en todos sus
matices y todos brillantes. Mi ánimo se ha ido llenando de ilusión. Ya en
Topares, después de comer me he asomado al espacio abierto, he subido a la
terraza de mi casa y me he llenado de ese aire fresco, limpio, transparente. La
verde alfombra de los campos, los geométricos tejados, el distanciado
horizonte, han hecho renacer en mi entrañas toda la esencia topareña que anida
en mi ser a través de los tiempos.
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En estos terrenos, áridos,
pero que pueden transformarse en alfombra verde.
mi espíritu recibe la plenitud de la naturales
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Mi estado ha dado tal vuelco,
que he buscado mi añorada bicicleta, la he despertado de su descanso estacional
y me he lanzado a pedalear. Me he colmado de satisfacción y mi corazón ha
latido lleno de energía. Para completar mi alegría, al regreso del paseo,
inesperadamente me he encontrado con Isabelle, venida de Francia y que me ha
transportado a veladas veraniegas en la puerta del Corralillo, rodeado de
amigos y saboreando la profundidad de la noche.
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Para el final, al llegar a mi casa, me encuentro con la entrada llena de rosas, que tanta alegría y recuerdos me provocan y, con tanto cariño cuida a lo largo del año Loli, Gracias |
Magníficas vistas y magnífica prosa, Alfonso, de forma y de fondo. Para estar a la altura, me he buscado un par de referencias de prestigio: un poema de Joan Maragall y uno de Machado para celebrar la primavera.
ResponderEliminarLa ginesta altra vegada – Joan Maragall
La ginesta altra vegada,
la ginesta amb tanta olor!
És la meva enamorada
que ve al temps de la calor.
Per a fer-li una abraçada
hi pujat dalt del serrat:
de la primera besada
m'ha deixat tot perfumat.
Feia un vent que enarborava,
feia un sol molt resplendent;
la ginesta es regirava
furiosa al sol rient.
Jo la prenc per la cintura;
la tisora va en renou
desflorant tanta hermosura,
fins que el cor me n'ha dit prou.
Amb un vímet que creixia
innocent a vora seu,
jo he lligat la dolça aimia,
ben estreta en un pom breu.
Quan l’he tinguda lligada,
m'he girat de cara al mar...
M'he girat al mar de cara,
que brillava com cristall;
he aixecat el pom enlaire
i he arrencat a córrer avall.
La Primavera besaba – Antonio Machado
La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.
Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil...
Yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.
Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
—recordé—, yo he maldecido
mi juventud sin amor.
Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar...
¡Juventud nunca vivida,
quién te volviera a soñar!
Una abraçada des de Balsareny!
Ramon, tus cariñosas palabras, hacen a pesar del frío, que la primavera permanezca florida en mi sentimiento. Gracias. Un abrazo
EliminarAlfonso, sabes que Topares está precioso? Creo que fueron las últimas fotos que vimos estaban los campos áridos. Que diferencia! No es una alfombra verde, es un mando!. Con estos prados tan bello.no es de extrañar que tu espíritu reciba la plenitud de la naturaleza.
ResponderEliminarUna abraçada des de Balsareny.
Josep, la alegría de los colores alegra todos los espíritus. Topares es terreno árido y la lluvia no siempre nos acompaña. Por eso, cuando viene uno así, pleno de lluvia, esa tierra, agradecida se viste de todos los colores posibles. Contaba en otra ocasión, que para terminar la procesión, pujaban por ocupar uno de los varales del santo para entrar en la iglesia. Este año, agricultores y ganaderos han ofrecido pujas más elevadas, signo evidente de la alegría, también para el bolsillo, que transmite ese vestido verde, que la brisa convierte en terciopelo. ¡Una maravilla!
ResponderEliminarU(na abraçada Josep y no dejes de obsequiarnos con tus entradas en tu blog.