Al final he cumplido una de mis
grandes ilusiones, volver a Balsareny, mi primer destino definitivo como
maestro.
Había pasado los últimos años de
la dictadura en Murcia, ilusionado con los movimientos sociales y políticos de
la época, ansioso de la llegada de ese mañana que florecía. En la mili
establezco una amistad intensa con un compañero de Fuengirola, estudioso de los
clásicos y los grandes pensadores del anarquismo y el comunismo. Desarrollamos
una especie de tertulia y analizamos e ideamos el devenir de la esperanzadora
democracia, convencidos de la gran tarea que nos espera.
Así
llego a Barcelona, para mí, referente democrático de esa incipiente España.
Lleno de ilusiones, ansioso de participar en la vida política y con los
sentidos bien abiertos para empaparme de todo lo que ocurriera a mi alrededor.
Proveniente de una familia rural
tradicional, llego ávido de explorar y desarrollar mi libertad. Liberado de
todas las ataduras que en el ámbito familiar me ligaban, y convencido, aunque
ahora pueda pensar que inocentemente, de que el futuro era nuestro y lo íbamos
a construir de una forma diferente, que nunca más habría una España obscura,
arcaica y silenciosa.
Así fueron tres años de actividad, ilusiones,
también ya, algunas decepciones; participación, lucha. Todo marcado por el
atrevimiento, la osadía, el vigor de la juventud. Viviendo cada instante a
tope, convencidos de nuestra razón, dejándonos el pellejo en cada acción, con
el descaro propio de la edad y con tanta
intensidad que cada minuto parecía el más transcendental y definitivo.
Participo en toda la vida del
pueblo, la relación más estrecha y desde la que me proyecto hacia los demás
gira en torno al grupo de teatro La Lluerna y la revista El Sarment. Desde la
escuela, con los grupos políticos del Ayuntamiento y las asociaciones de
maestros de la comarca de Manresa. Todo se concretó en la total integración en
la vida social, cultural y política del pueblo y la comarca.
Ahora, después de treinta años
de mi partida, vuelvo para encontrarme con los que fueron amigos y compañeros
de viaje, ilusionado con el reencuentro, pero también temeroso que no me hallara
en el lugar, de que aquel mundo, idealizado por mí en el tiempo, ya no fuera el
mismo. Que resultado de los vaivenes que da la vida, aquellos leales añorados
hubieran cambiado, hubieran perdido las ilusiones, se hubieran desunido,
dispersado y toda mi admiración cayera a tierra.
Instantes después del encuentro, aún nos envuelve la emoción |
Ya, más tranquilos conversamos animadamente |
Realizo el viaje de noche y mi
estado de excitación no me deja dormir, me domina el nerviosismo de la ocasión,
trato de concebir, adelantar como será el encuentro, imaginar el paso de los
años por ellos. Pero también lleno de alegría y esperanza por la cita.
El recibimiento marca lo que ha
sido estos cuatro días: alegría, cariño, atención, ilusión, risas… Desde que
bajo del autobús, mis eternos amigos, han puesto toda su fuerza, todo su
corazón para que mi estancia sea inolvidable.
Subiendo hacia Manresa, con Anna
y Trini, el comité de bienvenida, se atropellan las palabras, en un intento de
contarnos todo aquello que teníamos guardado después de tanto tiempo. En
Manresa me esperan más amigos, en una comida de acogida, todos pendientes de mí
y mi bienestar.
Revivimos momentos pretéritos, reímos, conversamos y el
afecto y la estima que nos domina florece, brota del manantial de la amistad y
la comprensión.
Redescubro las calles y lugares
de Manresa que tantas veces recorrí, siempre para que yo me encontrara con mi
historia, siempre buscando mi dicha. Así visitamos lugares y alargamos la noche
en una cena agradable y llena de anécdotas de nuestra juventud.
Las muestras de cariño son continuas, aquí con Alfredo y Mª Angeles |
Al amigo Alfredo, que cumplía
años, le habían escondido mi llegada, fui secuestrado para que no me
descubriera, pero un aislamiento lleno de cariño y atenciones. La fiesta llegó
el sábado a la tarde, mi encuentro ya, con todos los amigos, la emoción me
desbordaba y las lágrimas luchaban por igual, por salir a la superficie y por
mantenerse ocultas. El encuentro con Alfredo me desborda, su grito: ¡¡el
Alfonso!!, me traspasa. Nos fundimos en un gran abrazo, y las lágrimas, las
suyas y las mías se mezclan llenas de emoción y estima. En esos momentos me
sentí muy importante para ellos, ya no era uno más, era el Alfonso, que había
llegado de tierras lejanas para compartir con él y los demás toda la felicidad
de la ocasión. En ese instante, también fui consciente de lo importantes que
eran para mí.
Los amigos le dedican una pequeña representación, en la que cuentan anécdotas e su vida |
Así, que no se me enfade él, yo
era aún más dichoso y feliz, verme con todos, comprobar que aún eran los
mismos, siempre unidos, darme cuenta que pasado tanto tiempo me reconocían, me
estimaban. Encontrarme con antiguas alumnas que me recordaban y manifestaban su
alegría por volver a verme y refrescar pequeños momentos vividos. Mi corazón no
podía albergar tanta felicidad, recoger todo el amor, y parecía que en cualquier
instante reventaría de tantas atenciones, de tantas manifestaciones de afecto
que estaba recibiendo.
Las maestras conmigo, pocas veces he estado tan bien acompañado |
Siempre rodeado de amigos, evocando tiempos pasados y hablando de los presentes y futuros |
La comida del domingo, en casa
de Anna y Rafa, la cena del lunes en la terraza de Alfredo y Mª Angeles, las
risas continuas, los viajes al pasado, las muestras de cariño, todo el cúmulo
de emociones y sensaciones me han hecho muy feliz, me han llenado de ilusión.
Mesa compartida, sobre ella sabrosa comida, pero todavía más completa de amistad, cariño y cordialidad |
Mi deambular, el domingo y el
lunes, por las calles que recorrí otrora, los lugares que disfruté, incluso los
nuevos espacios, me llegaban en una percepción de tierras propias. El
reconocimiento de personas, ahora mayores, las manifestaciones de que mi paso por Balsareny perduraba en la
memoria de los que estuvieron a mi alrededor, de que mi integración en la
sociedad balsareñesa había dejado huella.
Me he traído dos nuevos amigos: Rafa y Josep Emili, parejas de Anna y Trini, que me han tratado con gran amabilidad y atención. Maravillosos, muchas gracias |
Como el que no quiere la cosa,
la hora de mi partida llegó. Nuevamente me llevan a Barcelona, ahora Trini y
Ramona, recordamos aquellos otros tiempos que, en coches más vetustos, íbamos
de un lado para otro. Ahora con la misma ilusión, las mismas ganas de reírnos y
el mismo cariño y afecto de aquellos domingos, en que después de discotecas y
otras diversiones nos encontrábamos en can Boter a cenar y a soñar nuevas fiestas.
Pàrvat, hijo de Trini y Josep Emili, un encanto de muchacho, siempre atento y dispuesto a ayudar. Graciès maco! |
Un gran abrazo de despedida que
encierra toda mi dicha, todo el agradecimiento por tanto que me han dado estos
días, un abrazo que abarca a todos y el deseo y convencimiento de que el nuevo
encuentro será lo antes posible. Así mi agradecimientos por las deferencias, atenciones, alegrías,
por la felicidad que me habéis proporcionado, por el cariño que me habéis
dispensado. Sabéis que paso, a ratos, por malos momentos, pero durante estos
cuatro días habéis conseguido que me sienta la persona más dichosa.
Momentos anteriores a mi marcha, como siempre, viaje lleno de aventuras y odiseas, que feliz y que bien he estado estos cuatro días. Gracias a todos |
Me siento afortunado por tener
un hijo como Adrián, porque Mª José haya entrado en su vida, por tener la
familia que tengo, por mis amigos, de aquí y allá. Todos a la vez y, en la
misma medida hacéis que me sienta una persona privilegiada.
Para nosotros también fue emocionante reencontrarte y compartir tantas anécdotas de nuestra juventud, y comprobar cómo el valor de la amistad perdura. Fue bonito también constatar cómo podías recordar, tres décadas después, el nombre de tus antiguos alumnos y alumnas al encontrate con ellos inesperadamente; que ellos se acuerden de su profe es natural, però que el profe los tuviera aún in mente dice mucho a tu favor, y a favor del modo como entendías y entiendes ese oficio tan importante, el de formar personas en conocimientos y valores. Gracias por regalarnos tu presencia y tu amistad; espero poder saludarte de nuevo, y espero que sea pronto. Un abrazo i moltes gràcies Alfons!
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