Al
fin pasó el verano y el otoño camina hacia su parte final. En total han sido
cinco meses de estancia en Topares, tiempo que no había pasado seguido en el
pueblo desde que salí para estudiar con diez años.
Han
sido muchos días, uno tras otro, días para todos los gustos y maneras. Todo
comenzó con mucha ilusión, pero fue languideciendo hasta terminar por desear
vehementemente en final del periodo.
He
estado bien pero no he estado bien. He disfrutado pero no he disfrutado.
Aquello que parece que va bien pero resulta que siempre te queda un poso de
tristeza. Todo dentro de una dicotomía, querer huir y no querer.
Es
una situación difícil de entender, allí en parte lo tengo todo, pero algo
invisible me falta que me atormenta y no
me deja complacerme, quizás sea ese espacio concreto que cada uno nos
fabricamos en nuestra morada. Quizás sea la falta de una libertad que allí me
cuesta encontrarla.
Puede
ser que todo lo causen esos rincones que tenía muy plenos y que no hay manera
de poblar con nada, o también que el
vivir en soledad me ha llevado a ver la vida en singular y allí no era posible.
Es
también una sensación como si mi cuerpo se entristeciera mucho, pero no es de
pena sino de vejez, la impresión de que antes de irme de un lugar ya me había
ido, la de no estar ni dentro ni fuera. Así las noches se sucedían sin dormir
bien, agobiado con tantos recuerdos del pasado y de tantos proyectos de futuro.
Ya
estoy en Almería y trato de recomponer mi triste figura. Mi mujer no aguantaba
mucho tiempo con la misma distribución y decoración de la casa. Muchas veces
sentía que había que renovar ilusiones y cambiaba todos los muebles de sitio,
ella sola en muchas ocasiones. Parecía que un nuevo aire ocupaba la estancia.
Nada
más llegar a Almería así he hecho. He subido mesas y sillas para Válor y me he
bajado otras, ahora estoy como un niño con unos zapatos nuevos, un niño de
antes, cuando se estrenaba unos zapatos en toda la infancia. Bajo la cálida luz
de un flexo, trazo estas líneas con ilusión de un invierno productivo.
Alfonso, saps arribar a sentiments profunds que tots, un moment o altre, sentim. Espero que tinguis un hivern productiu.
ResponderEliminarJoan
Gràcies Joan. Potser la falta d'obligatorietat em porta a tenir més temps per jugar amb les meves contradiccions. De tota manera què seriem sense els nostres dubtes.
EliminarAlhora espero amb il·lusió l'esdevenir d'aquests mesos.
Una abraçada
vayas donde vayas..cuentes lo que nos cuentes..la vida que apreciamos en tu lectura siempre rebosara de auténtica ternura..saludos
ResponderEliminarGracias Antonio por tus agradables palabras.
EliminarMalo será el día que no nos hagamos preguntas y no busquemos las respuestas, malo, malo.
Un abrazo
cierto.nos vemos a tu vuelta..un abrazo Señor!
Eliminarcierto.nos vemos a tu vuelta..un abrazo Señor!
EliminarComo un pájaro en el cable,
ResponderEliminarcomo un borracho
en una noche interminable,
yo voy buscando...
mi manera de ser libre.
Plagiando a Leonard Cohen y a Kiko Veneno,te dedico uno de sus parrafillos...
Un abrazo copañero!Gracias por compartir tu caja de recuerdos con nosotros!
Esta noche me has proporcionado una gran alegría a verte por aquí. Gracias compañera.
EliminarMás bien coincido en la imagen del borracho, tambaleándome de un lugar a otro. Seguiré buscando las palabras para poder agarrarme a ellas y no caer.
Un abrazo Alicia