Ante
mi se abre una nueva navidad, la segunda sin la compañía de Rosario. Es normal
que su ausencia no te ahogue continuamente, pero hay fechas que su recuerdo, su
pérdida si te machaca bruscamente.
No es que nosotros hiciéramos
nada especial estas fechas, ni que el motivo nos afectara particularmente. Pero
nos conocimos en una navidad y en Topares siempre han sido un momento de
encuentro, de relaciones con la familia y especialmente con los amigos. Al
final de la misma los reyes, que vivíamos con una ilusión de niños, siempre
manteniendo el misterio, el enigma del regalo, cada uno intentando cazar el
detalle, una pista para captar su quimera o para adivinar que te esperaba.
Así la navidad siempre era
momentos de complicidades, de fábulas a flor de piel, de insinuaciones y
quiebros, de afectos y deseos. De noches cálidas y veladas alargadas en
compañía de los amigos o manifestándonos nuestro amor.
Ahora, días antes de que llegue,
veo soledad y frio en mi horizonte. A mi alrededor se desarrolla complicidad,
amor, alegría y felicidad. Se cierra un año y se abre otro que se proyecta en
un futuro en común, con la esperanza de nuevas ilusiones, con la felicidad de
iniciar un nuevo ciclo junto a tu pareja, siguiendo con las mismas ganas de
compartir tu vida junto a él, a ella. Pero conmigo no va nada de esto, me
mantengo ajeno, espectador, sin ya poder proyectar mi vida junto a ella, sin la
ilusión de prolongar mi vida de amor, sin el sueño de sorprenderla en reyes,
toda mi pasión y enamoramiento enmudecidos en el negror de la noche de los
tiempos. Sin la esperanza de sentir en la madrugada el calor de su cuerpo junto
al mío, sin esperar que el sueño se apodere de mí, confortado por su respiración consoladora,
mecido en la suavidad de sus palabras, en el roce con su piel afectuosa.
Pero parece que la vida siempre
te deja un resquicio, así, en esta navidad espero el reencuentro con Adrián,
después de tres meses en Polonia, viene, junto a Mª José, a pasar las fiestas
con nosotros, tengo los nervios electrizados a la espera de poder verlos y
darles un gran abrazo, ahora son mi vida y el sentido de la misma. Claro, que
estos días tampoco soy capaz de sustraerme a la idea de cómo sería esta espera
con Rosario, el regreso de su niño querido, nuestro nerviosismo compartido, los
planes que surgirían, tantas palabras para comunicar, tanto cariño para dar.
En todos estos sentimientos que
expreso, sabed que también está el gozo de observaros unidos, de envidiar la
felicidad que os envuelve, percibir a mis amigos y amigas llenos de alegría,
compartiendo amor, acechar el deseo y la pasión en sus ojos, entonces sus
venturas me confortan y me complacen.
A todos les deseo dicha y
felicidad, esperanza e ilusión para llenar un nuevo año.
Alfonso, ¡un fuerte abrazo! En Balsareny tenemos "Els Pastorets" a punto, y "El poema de Nadal" como inicio de los actos del 50 aniversario de la Coral Sant Esteve con nuestro Mossèn Joan al frente igual que entonces...
ResponderEliminarEstrecheces económicas, incertidumbre política, mucha esperanza en un futuro mejor, y un recuerdo muy cordial para los amigos.
Felices fiestas junto con María José y con Adrián, te desea otro "polaco", orgulloso de poderse llamar amigo tuyo. Recuerdos de todos.
Ramón