En la noche del 6 al 7 de julio volví a descubrir el cielo de
Topares. Con la excusa del fútbol se creó algo de ambiente nocturno, entonces
salí a pasear por la carretera buscando esa obscuridad silenciosa que me gusta.
Iba cabizbajo, pensando en la nada y he alzado ha vista hacia
el cielo, al momento los ojos se han llenado de estrellas, de Vía Láctea, de
silencio, de luz astral.
Me resulta muy difícil describir la emoción que me ha inundado
de sensaciones, de recuerdos de infancia, de cercanía, de complicidad familiar,
de confesiones, de amores, de un abrazo de la tierra acogedor y quizás de
enamoramiento hacia ella.
El fútbol me quedaba lejos, cada vez me aparto más de
nacionalismos patrioteros, los enfrentamientos me dejan frio. Solo me conmueve
la pequeña tierra que me acompaña desde que nací, las pequeñas cosas, las
pequeñas personas, los pequeños momentos que le dan vida a este remoto y lejano
paraje, que solo responde al nombre de Topares y que, en esta noche, al
reconocer ese cielo que me ha acompañado a lo largo de toda mi vida he dejado
escapar un suspiro que decía, ¡Topares mío!
Tot i no ser la meva terra, entenc perfectament aquesta sensació que t'envaí. Quan una es fa gran, et vas desposseint de les "gran coses" i cada cop t'omplen més les petites, les que en un altre moment gairebé no feies cas perquè, simplement, hi eren.
ResponderEliminarCom a hoste d'aquest magnífic paisatge, només puc dir que em vaig sentir ben acollida i que vaig respirar una pau, com en pocs llocs he sentit.
Aferradetes i petonets, Alfons.
Gracias Paula. Llevas razón, con el tiempo cada vez apreciamos más los pequeños detalles, las pequeñas emociones y, más en un ligar como éste, que a veces parece de juguete.
EliminarEste paisaje también recuerda tu paso por él.
Besitos y aferradetes Paula.
Que bonic poder passajar sota un cel ple d'estrelles en el solenci de la nit...Segur que a mi també em portaria records de la infància.
ResponderEliminarBon vespre, Alfonso,
Gracias M. Roser. Sí, es la suerte que tenemos los pueblos perdidos alejados de las grandes ciudades.
EliminarLa infancia de aquellos que tenemos ya cierta edad nos trae recuerdos de libertad y naturaleza.
Leyendo tu blog sé que ya estás en forma vacacional, llénate de luz y alegría para después aguantar el aire melancólico del invierno.
Petonets y a disfrutar M. Roser.
Està molt bé d'alçar els ulls al cel, que segons Ciceró és el que podem fer les persones amb les cames del davant convertides en braços. Tot i que la contaminació lumínica no ajuda a veure les estrelles. Però sí aquest poble que estimes.
ResponderEliminarLos que tenemos la suerte de vivir en las zonas rurales apartadas de todo bullicio. podemos disfrutar de grandes cielos estrellados y de todos sus fenómenos observables. A veces, cuando tu ser está especialmente emocionado sientes un enorme abrazo de ese firmamento de luz que a la vez que te hace sentirte pequeño, te llena de toda la fuerza que emana del universo.
EliminarGracias y una abraçada Helena
No estàs sol Alfonso. També sóc dels que prefereix una caminada sota les estrelles que un partit de fumbol.
ResponderEliminarXavier pienso que los que podemos vivir, en estos momentos, en las zonas rurales, apartados de las grandes aglomeraciones, tenemos mucha suerte. Una caminata bajo un cielo estrellado en el silencio profundo de la noche o simplemente una caminata sintiendo bajo tus pies la tierra que le ha dado sentido a tu vida, que siempre te ha acogido, que siempre espera tu vuelta es una vitamina que te llena de emociones y sentimientos.
EliminarGracias y una abraçada Xavier.