Mi mirada siempre centrada en ella |
El miércoles día 20 cumplí años y como no sabía cómo
caminarlo, me puse a escribir estas líneas.
Mi
primer cumpleaños sin ti no sabe a nada, ¿para quién cumplir años? Al
despertarme quién me iba a hacer un guiño de amor, de complicidad. Dónde quedó
mi ilusión ante la sorpresa que me guardabas. Hace un año contaba cuántos de
dicha llevaba contigo, disfrutando de tu compañía, de tu sensibilidad, de tu
pasión. Hoy me queda solo pensar en el tiempo que vivo sin tu presencia, sin tu
voz, tus susurros. Se fueron contigo los nervios pensando en qué haríamos, qué
me regalarías, sin darme cuenta que el gran regalo era tenerte cada día a mi
lado; cómo disfrutaríamos de nuestro deseo, nuestro enamoramiento. Hoy solo me
espera un día plano, triste, gris…
Alegría, color, dulzura, ilusión |
Sin tu
existencia hasta parece tonto cumplir años. Yo, que siempre he tenido ilusión
en acercarme a esa edad en que aprendes a disfrutar de lo sencillo, a saborear
aquello que haces en cada instante. Ahora todo da igual, me falta con quién
compartir ese proyecto de futuro, con quién deleitarse del silencio de las
miradas, con quién hablar y hablar de apasionamiento, de amor, de propósitos, de
ilusiones, de futuro.
Juntos, siempre juntos, viviendo nuestras ilusiones |
Entonces,
en mi vacio, a la hora que se esparce el mediodía, aparece Adrián (nuestro
hijo) y Mª José, motivándome que la luz y el sentido tomen forma. Me expresan
su afecto y cariño, haciéndome sentirme
importante. La luz y el sentido toman cuerpo, me llenan de su propia ilusión,
me reconfortan en el espíritu y me hacen inmensamente feliz, de pronto el día
adquiere todo su valor, llenándome de vida y bienestar.
Ellos constituyen mi esperanza, son mi apoyo, rebosan de alegría y amor |
Tras
una mañana melancólica, anodina y lúgubre, se abre una tarde luminosa, alegre y plena de
razón, que le da sabor y lucidez a mi vida, proyectándose un futuro centrado en
ellos dos.
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